Hoy 31 de Julio de 2008 falleció mi abue Camerina Vázquez Añorve, tenía 92 años, un tumor en el estómago la consumió. Lo "menos peor" es que al parecer fue rápido, porque leyendo en internet supe que éste tarda en manifestarse y presentar síntomas.
Hace poco más de 15 días estuve en el pueblo para verla y... aunque suene un poco raro, nos pudimos despedir.
Son muchos los recuerdos, de niño, ir a Ometepec, un pueblito en la sierra del estado de Guerrero, era una odisea, la carretera era (es) muy estrecha, con muchas curvas y con una gran variedad de pendientes.
La palabra Ometepec proviene del náhuatl, que se deriva de los vocablos, ome-dos y tepetl – cerro que significa “lugar entre dos cerros”.
A mediados de los setentas viajar de Ciudad Juárez a sur de México era muuuy diferente a lo que es ahora, para empezar la única autopista del país era la la "supercarretera" Querétaro-DF, así es de que 1,840 km de Juárez al DF, 360 km del DF a Acapulco (sin autopista del Sol) y 330 km hasta Ometepec, en verdad que era pesadísimo.
Llegando al pueblo, lo primero era enfrentarse a una forma de vida muy distinta, calles de tierra, sólo las principales estaban empedradas, un calor humedo y sofocante y descubrir que fuera de Ciudad Juárez existía otras vidas, otro mundo, otro México que no hacia frontera con, el en ese entonces, uno de los países más poderosos, donde todo eran freeways y mac donald's.
Los gringos, así nos decian nuestras tías a mi hermana Kenia y a mi, porque no comiamos nada de chile y nos tenían que preparar nuestros alimentos aparte.
Pero también era saber que tenía miles de primos y de tíos y que la mayor parte de ellos eran divertidos y nos apapachaban.
La muchas de las veces que todos la familia se juntaba, mi papá tuvo 10 hermanos, era un mosaico de acentos: norteños (nosotros), chilangos, yucatecos, acapulqueños, en verdad era gracioso, por ahí debe de haber algún video, tendré que echarme un clavado a la bodega y buscar los videocassettes y luego conseguir una video de formato beta para digitalizarlos.
Mis abuelos eran cosa aparte, mi abuelo era muy serio, creo que casi como yo, mi abuela era muy ocurrente, la anécdota que más me acuerdo de ella es que platicaba de unos amigos de ella que llegaron al mercado y se estacionaron cerca de un puesto de utensilios de cocina y cuando se fueron y estaban saliendo de reversa el que manejaba le dijo al otro "compadre écheme aguas" al lo que el otro le contestó "viene, viene quebrándose... quebrándose, ollas y platos".
Otra que me viene a la memoria es que una señora presumía que se había ido caminando de Acapulco al pueblo, a lo que la amiga le decía "manita pero ¿cómo es eso? a lo que la otra contestaba "pues sí me vine parada en el camión desde Acapulco, que es como si fuera caminando ¿no?"
Mi papá decía que eran inventos de ella, quién sabe, en esos pueblos de Dios uno se encuentra con gente e historias fuera de lo común.
Ahora que fui le dejé este regalo a la abue.
