jueves, 13 de agosto de 2009

Postales juarenses

Por que si no me duermo.
Partido de los Indios contra el nunca completamente odiado América, unos amigos van y platican esta escena, digna de película de Tarantino ¿exagero? a ver.
P y S están en el área de cabecera, en esta ocasión por razones desconocida evitan el sentarse cerca de la porra aborígen, la cual tiene el patético nombre de El Kártel ¿Habrá mejor descripción que muestre la idiosincracia de esta golpeadísima ciudad y sus despreocupados habitantes? el caso es, que filas adelante de ellos estaban cuatro "pelados" que se estaban pare y pare con cualquier jugada "emocionante" del partido, todo mundo les gritaba que se sentaran porque no dejaban ver, "haz de cuenta los cuatro pelaos del tamaño del C (dos metros de alto) pero como si estuvieras viendo a Ñ (no gordo, pero tambopco delgado, "mazizón" más bien) fue el comentario de S. A las cuatro torres les llueve de todo, el arsenal líquido de los aficionados del rededor es vasto. El climax llegó cuando los cuatro energúmenos voltean a ver casi de reojo a un tipejo de uno sesenta de estatura y no más de cincuentaicinco kilos de peso, que desde arriba de las gradas del campo (sí, ese bloque de cemento no merece el calificativo de estadio) les grita "a ver culeros, hijosdesupinchemadre siéntense a la chingada o se los carga la reverga" todo el léxico escupido desde su espumosa boca es gritado mientras se levanta la camiseta y deja al descubierto una serie de tatuajes del que sobresale la palabra AZTECAS, todos callan y hacen como que no ven, pero el ambiente se tensa y comienzan a dar sorbitos al inmenso vaso de cerveza "ora putos, qué, se arrugan.
Los cuatro gandules, no voltean, vamos, ni si quiera se vuelven a parar, todos en silencio le dan las gracias al "flaquito" que con sólo una acción psicológica amedrenta y pone "orden".

Dejé este texto a medias, y Mr. Magoo ya hizo acto de presencia, órale, el sí se acuerda de los compas, el caso es que lo "subí" para que nose fuera a perder.
Pero es que me faltó publicar las reflexiones peñalozianas, va.
¿Habrá alguien en este país, fuera del gabinete calderonista, que crea que se le va ganando la guerra al narco?
En un país (ciudad) inundado de miseria, donde las oportunidades de escalar en la pirámide siocial se dan, no por el estudio y el trabajo digno, sino por la oprtunidad "fácil" y rápida del narcotráfico con todas sus ramificaciones, muestran cómo el anterior relato es una clara radiografía de que no es contra el narco contra quien hay que luchar, sino contra la educación barata "no me hago narco por gusto, más bien porque en la televisión y en la radio (los medios tradicionales a los que tiene acceso la mayoría de la población) me dicen, subconcientemente, que puedo tener todo, una gran mansión con cúpulas, muchos autos, entre ellos una Hummer, o una camionetota, todo esto para causar la envidia de los demás, para que vean como aquel pobre diablo que no tenía ni para comer, ahora les "dispara" las "chelas" los "pistos", los invita "a chupar" y él paga, él los pasea, para que vean, para que se den cuenta, que no se necesita ser ingeniero para dejar de ser mugroso, para ser el mero chinguetas.
¿Y todo esto que tiene que ver con lo del Azteca?
Los Aztecas han sido desde hace varios años el brazo ejecutor del narco en nuestra Ciudad Juárez, eso lo sabemos la gran mayoría, son los malandros de los malandros, y no lo digo despectivamente, al contrario, son los que "le entran al quite" los que se ponen los madrazos, los de la "talacha" diaria, son las pequeñas e infinitas piezas pequeñas para que la maquinaria del reloj opere a la perfección.
En resumen, educación de alto nivel y real mejoría en la calidad de vida para el grueso de la población evitarán que estos cerebros y cuerpos se pasen del lado del narco.